Si hubiese un ranking de chicas felices,
mi nombre estaría por ahí, escrito en neones luminosos.

23/5/09

· Besos


He leído en un artículo de Internet que cuando nos reímos utilizamos 15 músculos de la cara. Aunque no nos demos cuenta quince músculos se mueven a la vez. El mismo artículo decía que cuando gritamos usamos trece músculos; y cuando andamos en bicicleta nueve. Al parecer cuando besamos a alguien es cuando más músculos se mueven: 34 músculos.



El artículo no lo decía pero existen muchas clases de besos: besos de pasión, besos de amistad, besos que no dicen nada y otros que lo dicen todo. Quizás por eso un beso signifique tantas cosas porque después de darlo no es necesario hablar, está dicho todo.

8/5/09

· Esto es mágia, esto es FUTBOL...


Ellos tienen a Essien; nosotros, a Iniesta. Ellos son una roca; nosotros de cristal; ellos la meten desde 35 metros; nosotros desde 25; ellos van de azul; nosotros ganamos hasta de amarillo; ellos son británicos y, dicen, inventaron el fútbol; nosotros catalanes y lo hemos convertido en una maravilla; ellos no ganarán nada; nosotros aspiramos a todo; ellos empezaron ganando; nosotros terminamos cantando; ellos la metieron por la escuadra en el 9’; nosotros, en el 93’; ellos no irán a Roma; nosotros ¡nacimos! en Roma. Cosa de dioses, ya ven.
‘Yes, we can’. Claro que pueden. Saben que están solos. Y saben que sólo les sirve ganar. No para mí. Por mí esto podría acabar hoy. Se lo juro. Ya tengo bastante. Los trofeos que se los den a otro. Son otros los que exigen títulos para considerar a estos tipos reyes del fútbol.

7/5/09

· A ROMA :D


Lo haces todo para ganar. Para ganar sobradamente. Pero necesitas, ¡cómo no!, un golpe de suerte para clasificarte, para ser el mejor, para lograr el billete a la final. Justo cuando estas fuera --recordé Kaiserslautern, sí--, justo cuando no te ha salido el partido soñado, justo cuando has dominado el balón, te has apropiado de él, pero no has creado ocasiones, ni siquiera has disparado a puerta, justo cuando no has estrenado al meta rival, justo en ese instante, ¡zas!, aparece el zapatazo a la escuadra. Y ese zapatito es del más modesto, de Andresito, de quien menos, o no, te lo esperas, de quien te crees que chuta más suave y colocado. Nada de eso. Ese zapatazo sonó en toda Catalunya, en toda Europa. Así es Iniesta, presto siempre al rescate.




((Cruiff))