Cerró los ojos y se dejó caer sobre la cama. Habían pasado días de muchas emociones. Emociones que se contradecían entre si.
Tenía por un lado la felicidad. Recordar todo lo que había pasado a su lado hacía que se le formase una sonrisa de oreja a oreja que nadie conseguía ni conseguiría borrarle. Y además tenía amigos y amigas que la querían. Últimamente se lo habían demostrado tanto. Últimamente eran: Todos juntos, si no nada valía la pena.
Luego estaba la tristeza. La perdida de un ser querido. Y a eso sumarle las decepciones de algunas personas a su alrededor: No habían dado la talla como amigos. Bueno, tampoco se les podía considerar amigos en este caso. Las mentiras. Aún no logro entender como la gente puede tener esa cara y hacer daño y pisotear a la gente sin llegar a pensar como se puedan sentir.
Quizás alguien me pueda explicar algún día cuando una persona decide que debe hacer daño a la otra. Cuando se tira por el suelo noches y madrugadas de confidencias. Cuando decides no dar la cara por un amigo.
Pero bueno, alguien me dijo una vez que no todo el mundo tiene el mismo concepto de amistad. A mi nunca ningún amigo me podrá decir que no di oportunidades, que no estuve ni aún cuando yo me estaba muriendo por dentro, que no dije lo que pensaba... Que no fui amiga.
Lástima, que cuando tienes ese concepto de amistad, esas decepciones duelan todavía más.
Y esta vez, por suerte, ya no me dueles.